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“Canto a mi liceo”

Autor :                  Stalin Vera T.

                  I

Canto con amor y con orgullo

Por este hermoso Liceo

Que con gran tesón y sacrificio

Nos entrega un porvenir

                 II

Diariamente bajo su alero

Cobijamos nuestro afán

De ser buenos estudiantes, ser hermanos

De buscar nuestro ideal.

 

Coro:

Tecnológico

Tu destino en la comuna es trascender

Don Enrique Kirberg  entrego su nombre

Para darte en los valores lo mejor.

 

Tecnológico

La comuna de Maipú feliz está

Representas lo glorioso y lo sublime

De esta acogedora, bella y gran ciudad.

                 III   

Muchos fueron los que se esforzaron

Para hacer de ti un proyecto

Que  fuera de toda la comuna

El liceo superior.

 

                IV

Amparados hoy en ti decimos

Que a todos nos das luz

En este barrio que crece fuertemente

Tú eres foco de virtud.

 

Coro:

Tecnológico………..

 

                  V

Hoy cantamos muy alegremente

Como juventud radiante

Que encontró en tu alero lo brillante

La certeza del saber.

 

                VI   

 Hoy estamos muy agradecidos

De lo que se regaló

 

Esta hermosa bendición hoy es presente

El futuro ya llegó.

 

Coro

Tecnológico………

 

 

Enrique Kirberg Baltiansky

 

Nació en Santiago el 30 de Julio de 1915, siendo hijo de inmigrantes judíos. Luego de una modesta y feliz infancia en Valparaíso y Quilpué, ingresó como alumno interno, a la Escuela de Artes y Oficios, fundada en 1849 y cuyo primer director fue el ingeniero y pedagogo francés Jules Jariez.

Ávido lector, agudo observador de su tiempo y animador incansable del movimiento estudiantil, Kirberg fundiría sus sueños de adolescente prematuramente huérfano, las largas conversaciones con su tío Mauricio, el menchevique, su participación en las guardias estudiantiles a la caída de Ibañez, su presencia en el Soviet nacido durante la efímera “República Socialista” del año 32 y su militancia en la Juventud Comunista, para proponerse, a temprana edad, dejar su marca vital en este Chile que ya entonces constituía el centro de su identidad.

Fundador y primer presidente de la FEMICH (Federación de Estudiantes Mineros e Industriales de Chile), le correspondió también iniciar y encabezar la intensa y victoriosa campaña que, en los años 40, condujo a la fundación de la Universidad Técnica del Estado (UTE) a partir de escuelas técnicas superiores preexistentes en siete ciudades chilenas.

Durante años de trabajo político legal o clandestino, incluida su labor de contraespionaje antinazi durante la segunda guerra mundial, entre períodos de persecución, prisión y relegación, Kirberg se tituló de ingeniero eléctrico y continuó su carrera profesional y académica, llegando a ser un destacado empresario ingenieril, especialista en Iluminación y catedrático del ramo en la UTE y en las Escuelas de Arquitectura de la Universidad de Chile en Santiago y Valparaíso.

A consecuencia del movimiento de Reforma Universitaria, la UTE celebró,en agosto de 1968 y por primera vez en su historia, elecciones democráticas de Rector con participación de profesores y estudiantes. Como obedeciendo una inexorable lógica, las fuerzas de la reforma nombraron candidato al fundador del alma mater. Ante la aguda sorpresa de muchos, Kirberg fue elegido Rector y reelegido un año más tarde. Luego de promulgarse el estatuto reformado de la UTE, triunfaría por tercera vez en 1972.

Sería demasiado largo listar aquí los muchos logros de su administración. La UTE se transformó por completo. Abrió sus puertas al Chile emergente y esperanzado, fuente de su origen de identidad, y salió a buscarlo a las fábricas, minas, y pueblos olvidados. Se abrieron las puertas a la participación de todos los estamentos y la riquísima discusión en sus claustros, en torno a la problemática más trascendente del país y del mundo, terminó por convertirla en una universidad con toda la barba. Ella aventó su autoimagen de Universidad menor y se atrevió a todo. Sin embargo, no fue impermeable a la marea histórica ni a la aguda y trágica polarización que desgarró la sociedad chilena.

El golpe de Estado de 1973 la convertiría en el blanco académico central, con 62 víctimas fatales comprobadas, cientos de prisioneros políticos, torturados y exiliados, el despido arbitrario del 50 % de sus profesores y funcionarios y el cercenamiento de todas sus sedes provinciales. Kirberg sería el único Rector chileno en sufrir dos años de prisión y doce de exilio forzoso. Durante su estadía en Nueva York, y luego en Montevideo, realizó una incansable campaña por la solidaridad para con los perseguidos en Chile, mientras acumulaba honores académicos y publicaba dos libros sobre temas universitarios. A su retorno, en 1987, la parte más viva de su jibarizada y desnombrada universidad lo recibió en triunfo. Dos mil estudiantes lo pasearon por el campus de Avenida Ecuador al grito de “¡Aquí está nuestro Rector!”

En Agosto de 1991,ya muy enfermo, volvería una vez más al viejo teatro de la Escuela de Artes y Oficios a recibir el Doctorado Honoris Causa en una ceremonia que, como dijo certeramente su Rector, honró más a la USACH que al homenajeado. Enrique Kirberg B. fallece el 23 de Abril de 1992.